Jorge Fernández Parra. Presidente Colegio Oficial de Médicos de Granada
En los últimos meses ha surgido el debate sobre si en España faltan médicos. La respuesta es claramente que no, lo que necesitamos son más especialistas. Cada año salen de nuestras facultades de medicina más de 7000 graduados. Para ejercer la medicina en España, en la inmensa mayoría de las ocasiones, hay que tener una especialidad médica, bien de hospitalaria o atención primaria. Y son estos médicos especialistas los que faltan.
La formación de médicos especialistas en España se rige por un sistema conocido como MIR (Médico Interno Residente). Este programa se ha mantenido en el tiempo con un amplio consenso por su acceso objetivo y por la acreditación de centros que ha permitido tener un formación de gran calidad. Es cierto que hay algunas reformas que permitirían que lo bueno fuese mejor, pero no es ese el tema de este debate.
Acaba de finalizar la adjudicación de la oferta de plazas MIR del año 2018 y hay dos hechos que nos pueden orientar sobre el problema actual. Uno de ellos es que cada año quedan más graduados en Medicina que no han podido acceder a una plaza MIR. Por lo tanto hay suficientes médicos graduados en España y no es necesario la apertura de nuevas facultades de Medicina como de forma poco razonable se está proponiendo en alguna provincia de nuestro entorno.
Y el otro es que la Junta de Andalucía no ha ofertado todas las plazas de formación acreditadas, más de ochenta en hospitales y cincuenta de médicos de familia. El número de plazas MIR las proponen las Comunidades Autónomas al tener transferidas las competencias en sanidad y deben ser aprobadas por la Comisión Nacional de Recursos Humanos que en los últimos años ha aceptado todas las solicitudes de las Comunidades Autónomas. Resulta especialmente llamativo que ante la falta de médicos de atención primaria que hay en Andalucía no formemos a todos los especialistas de los que somos capaces.
En España, y en Andalucía, faltan médicos especialistas y muchos más van a faltar. La ausencia de una planificación por parte de las administraciones sanitarias son el origen de este problema en el que no han tenido en cuenta factores como el envejecimiento del colectivo médico, la feminización de los profesionales de la medicina y las prioridades de nuestros jóvenes médicos.
El envejecimiento es algo conocido por todos. En los próximos 5 años se jubilarán más del 20% de los médicos en ejercicio a día de hoy. Si tenemos en cuenta que la formación de un médico especialista dura entre 10 y 12 años, hay que tomar medidas con urgencia. Además la feminización de la profesión conlleva una mayor número de bajas por maternidad, por lo que a lo largo de la vida profesional de una mujer es preciso su sustitución durante meses. Este factor, también conocido y previsible, tampoco se ha tenido en cuenta.
Por último los médicos jóvenes tienen unas prioridades vitales diferentes. En primer lugar asumen el cuidado de sus hijos como una preferencia y se acogen al derecho de reducir su jornada laboral para su cuidado. En ocasiones estos médicos solo trabajarán parte de una jornada laboral durante más de 10 años dependiendo del número de hijos. Para completar un puesto de trabajo puede ser preciso varios médicos.
El segundo condicionante es que estos médicos jóvenes no tienen el apego hacia su lugar de nacimiento como hace años. Son capaces de establecerse en otras ciudades, otras Comunidades Autónomas e incluso otros países que mejoren su calidad de vida. Las condiciones laborales de los médicos en Andalucía no son el mejor estímulo para quedarse en nuestra comunidad. Una menor estabilidad laboral que otros servicios sanitarios de comunidades de nuestro entorno, peores salarios y escaso reconocimiento y valoración por la administración, son la mezcla de razones que hacen que nuestros jóvenes salgan de nuestra comunidad autónoma en busca de mejores condiciones para trabajar o se planteen trabajar en la sanidad privada como primera opción.
Una vez analizadas las causas del problema queda por plantear las soluciones. Unas más urgentes que pueden atraer a los médicos que se fueron y retener a las promociones actuales de residentes. Las otras medidas son de planificación de la necesidad de médicos en nuestra Comunidad Autónoma.
Desde mi punto de vista es prioritario la estabilidad laboral. La Consejería de Salud debería establecer una periodicidad de ofertas públicas de empleo bianual, como por cierto ocurre en educación. La última Oferta Pública de Empleo en sanidad se aprobó en enero 2015, el examen se realizó en febrero de 2016, y a día de hoy los opositores no conocen cuál será su futuro. Hay muchos profesionales sanitarios que en estas semanas están examinándose en nuevas oposiciones sin conocer los resultados de las anteriores. Estas oposiciones tendrían que alternar con concursos de traslado, permitiendo con esta medida solucionar el gran problema de encontrar médicos para zonas de difícil cobertura, ya que la estabilidad de una plaza fija junto a la posibilidad de concursar para otra plaza mejor haría atractiva a cualquier médico esta opción.
La segunda medida es mejorar las condiciones laborales de los médicos en Andalucía. No solo estamos en la cola de remuneración salarial, de pago por hora de guardias, sino que además hay un sistema instaurado en pocas comunidades autónomas como es el complemento de exclusividad. No se puede pagar distinto por un mismo trabajo.
El cambio en la gobernanza dentro del Servicio Andaluz de Salud es otra medida imprescindible. La mayor motivación de cualquier profesional es trabajar en un ambiente estimulante de trabajo en equipo y liderados por los mejores profesionales. Esta es una asignatura pendiente de la administración pública en general y de nuestro entorno sanitario en particular.
Es necesario atraer a aquellos médicos jóvenes que se fueron. Pero también es imprescindible conocer cuantos médicos necesitaremos en el futuro. Para ello hay que hacer una planificación sobre las necesidades de médicos en los próximos 5-10 años, valorar los condicionantes anteriormente expuestos y por lo tanto convocar todas las plazas acreditadas y acreditar otras nuevas si es preciso. Hace años la Consejería de Salud hizo una previsión de plazas e incorporó a los hospitales básicos en la red de formación de médicos especialistas en una acertada decisión.
Lo que no es admisible es buscar atajos que eviten estos problemas pero no los resuelvan. Nuestros jóvenes que deciden estudiar Medicina tienen un gran mérito por los requisitos que se les demandan para acceder a las facultades de Medicina, por los seis años de carrera, por el difícil examen MIR y por la duración de su formación. La profesión médica requiere un número de años de formación que no se le exige a ninguna otra, también se le exige una alta responsabilidad. Hay que incrementar las plazas MIR ofertadas y si es preciso acreditar nuevas, pero la solución no es contratar a médicos extracomunitarios que están ejerciendo sin tener homologados los títulos y algunos incluso sin estar colegiados. Queremos que nuestros jóvenes que tanto se han esforzado para ser médicos tengan futuro en España.
Tampoco entendemos que las competencias del médico sean asumidas por otros profesionales sanitarios, fundamentales en la atención del paciente, pero que no pueden asumir las funciones del médico. Antes de tratar un síntoma hay que realizar un diagnóstico el cuál solo es competencia del médico. No es una cuestión de corporativismo sino de seguridad y de calidad en la atención del paciente.
La sanidad pública es un logro de todos y entre todos tenemos que contribuir a mantenerla y mejorarla. Es necesario plantear propuestas que den soluciones a los problemas actuales, y en este sentido los Colegios de Médicos estamos dispuestos a realizarlas y a contribuir a ellas. La Consejería tiene la responsabilidad de dar respuesta a esta situación. Y cuanto antes lo haga, mejor para los andaluces.