Fama

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DR. JOSÉ IGNACIO DEL PINO. Académico correspondiente por la Real Academia de Médicina de Cádiz

«Tenéis muchos sueños, buscáis la fama, pero la fama cuesta, pues aquí es donde vais a empezar a pagar, con sudor. » Película “Fama” de Alan Parker (1980)

Resulta curioso volver a ver una película cuarenta años después de hacerlo la primera vez. Entonces, quien esto les escribe, estaba más cerca de Bruno Martelli, con sus ilusiones y dudas, que del veterano Shorofsky, ya acostumbrado a las excentricidades de sus alumnos. Éste último papel lo interpretó Albert Hague que, por desgracia, nos dejó a principios de siglo.

Allá por 1980 resultaba muy fácil identificarse con ocho adolescentes y los sueños de alcanzar la fama y el triunfo en su profesión. Así, la frase que la profesora de baile refería a los alumnos y que encabeza el presente escrito, nos resultaba muy familiar. Y es que, como estudiantes de Medicina, con sólo cambiarle una letra nos resultaba absolutamente certera:

 «La «FaRma» cuesta y aquí es donde empezáis a pagar…»

La película cosechó alguna crítica por su duración y ritmo, pero es mucho más profunda que los musicales y la serie de igual nombre a los que dio lugar. Ésta duró seis temporadas (1982-87) y en su época fue todo un hito.

Fama cuenta los cuatro años de los alumnos en la Escuela Superior de Artes Interpretivas (High School of Performing Arts) de Nueva York. Una escuela pensada para nuevos talentos sin oportunidades por sus orígenes humildes: puertorriqueños, inmigrantes, judíos, negros… Y siguiendo el desarrollo de su historia entremezclada se entrevía el futuro que les aguardaba.

Entre los ocho jóvenes encontramos a un compositor, orgullo de su padre italiano, el ya citado Bruno Martelli (Lee Curreri) y a Leroy Johnson (Gene Anthony Roy), un chico negro de la calle y sin más familia que su pandilla. Ambos serían los únicos alumnos que repitieron su personaje en la serie de TV. Junto a ellos aparece la ingenua Cocó (Irene Cara), quien pronto descubrirá la miseria que esconde el mundo al que quiere dedicarse. Esta novel actriz logró la hazaña de ser la primera nominada al Oscar a la mejor canción original por dos canciones en una misma película y que logró gracias a la canción “Fame”. Toda la música del film, parte imprescindible de su éxito, está compuesta por Michael Gore y su hermana Lesley.

La película se inicia con un monólogo de Montgomery MacNeil (Paul McCrane), del que conoceremos el abandono materno “por su trabajo” y el psicoanálisis por su psicosexualidad. Luego irán el resto de protagonistas. La chica que quiere ser bailarina y se siente perseguida por su profesora de danza, papeles representados respectivamente por Lisa Monroe (Laura Dean) y Ms. Berg (Joanna Merlin). La vis cómica aportada por Ralph Garcey (Barry Miller), hispano y único varón de su casa, pero con una dura historia de pérdida de la figura paterna y responsabilidad precoz, al ser cuidador de sus hermanas menores. Como contrapunto encontramos a la guapa y estirada Hilary van Doren (Antonia Franceschi), quien representa otro tipo de abandono parental, el resultante de un divorcio en una familia adinerada con falta de contención de sus caprichos y una grave orfandad emocional, que esconde tras una fachada de aparente superioridad. No falta la típica niña de mamá: Doris (Maureen Teefy); infantilizada por una madre que proyecta en ella sus propias frustraciones, controlándola y dirigiéndola de forma absoluta. Los cinéfilos pueden encontrar ecos de situaciones similares —con desiguales resultados— en los personajes de Sissy Spacek en Carry (1974), Kate Winslet en Titanic (1997) o Natalie Portman en El cisne negro (2010).

Importantes son, además del profesor Shorofsky de música, la profesora de literatura Mrs Sherwood (Anne Meara), de interpretación Mr. Farrel (Jim Moody) y también de danza Ms. Lydia Grant (Debbie Allen), autora de la famosa advertencia inicial de lo que cuesta alcanzar los sueños.

La obra es un musical donde la ilusión y el dolor van de la mano, tal y como sucede en la vida real. Su director es el británico Alan Parker, que curiosamente abandonó sus estudios en la juventud. Autor de grandes títulos como el emblemático El expreso de medianoche (1978) en el que se refleja la estancia en una prisión turca, la sorprendente Birdy (1984) sobre el estrés postraumático y la locura, la inquietante El corazón del ángel (1987) que toca el tema del diablo y las posesiones, o la comprometida Arde Misisipi (1988) que trata del racismo en lo más profundo de EE.UU. En nuestra película esboza también situaciones difíciles como negligencia paterna, aborto, drogadicción, homosexualidad, suicidio, abuso y violación de menores… Temas duros apenas insinuados, sin recrearse morbosamente en ellos, gracias a una maestría que queda también demostrada en el sugerente final de Birdy.

La película ganó en Gran Bretaña el premio Bafta al Mejor sonido y en EE.UU. un Globo de Oro a la Mejor canción original por “Fame”, además de dos Oscar: uno por idéntico motivo y otro por Mejor banda sonora original; con nominaciones para Mejor sonido, Mejor montaje y Mejor guión original. Éste fue escrito por Christopher Gore. fallecido precozmente en 1988 con sólo 43 años por complicaciones de V.I.H. Triste coincidencia es que Gene Anthony Roy murió en 2003 casi con la misma edad (41 años) y por idéntico motivo. Ambos reflejan  los riesgos de la época que les tocó vivir. Quizás conociendo un poco más la vida de Chris podríamos intuir por qué la película comienza precisamente con el monólogo del personaje Montgomery MacNeil.

Es una buena película merecedora de todo un cine club, y sé que no soy objetivo por haberla visto de joven, pero es que ahora me gusta aún más. En ella se ve claramente el egocentrismo adolescente incapaz de entender los problemas de los adultos, pero también el egoísmo de los padres que impiden el sano crecimiento de sus hijos. O el ejemplo de cómo una responsabilidad precoz puede derivar en una toxicomanía. Sí, es una película dura —como las de su director— con mensaje importante y positivo que todos deberíamos recordar:

“El talento no basta para triunfar, hay que tener una buena técnica”

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