Por José Manuel González Infante
La leyenda cuenta que CLÍO, la Musa de la Historia, tuvo un hijo reconocido llamado Jacinto y posiblemente otro, aunque no confirmado, de nombre Himeneo. No se le reconoce más descendencia. Sin embargo, en un artículo escrito por el Dr. Rof Carballo, hace más de treinta años, que he tenido ocasión de leer recientemente (Diario ABC de Agosto de 1988), adscribe a la Musa, un conjunto de hijas. Con lo que, la fecunda imaginación de nuestro insigne colega, mitificando lo mítico, nos sugiere tres variantes historiográficas y la sustantivación del adjetivo “murmuradora”, al decirnos que CLÍO fue madre de cuatro féminas: La Biohistoria, la Psicohistoria, la Mitohistoria y la Murmuradora. Las tres primeras claros frutos de la capacidad inspiradora de la Musa, siendo la cuarta, aunque de procedencia incierta, no por ello, separable de su ilustre progenie.
De las variantes historiográficas referidas hemos tenido ocasión de tratar en un pasado artículo en esta columna de Andalucía Médica; así, para la Biohistoria son los procesos biopatológicos sufridos por personajes históricos, las causas de mayor relevancia en la determinación de ciertos hechos históricos a ellos debidos. Las referencias a la Psicohistoria, que en su artículo hace el Dr. Rof, se corresponden con el concepto que venimos manejando, siendo en su caso, la estructura psíquica del personaje, la motivación principal de su conducta y, por tanto, de la intencionalidad de sus hechos históricos. También hemos tenido ocasión de referirnos a la Mitohistoria como ficción histórica, de la que nos trae una representativa muestra el Dr. Rof Carballo mediante su artículo del diario ABC que estamos comentando.
La cuarta hija de CLÍO -a la que el eminente psicosomatólogo llama la Murmuradora, y que describe como una entidad “desharrapada” y “envidiosa”- vamos a dedicar algunos comentarios de mayor extensión que a los dedicados a sus hermanas, porque, si ya la capacidad mitopoyética de Rof, nos sorprendió al leerlo, el nombre dado a éste último personaje, no solo resulta llamativo e ingenioso, sino sobre todo, provocador, por lo mucho que sugiere en el contexto en el que se integra.
Aunque poco nos refiere Rof en su escrito, respecto a la cuarta hija de Clío, su mención expresa en el ámbito historiográfico debe obedecer a razones de suficiente interés para él; en todo caso, animado por su provocativo ingenio voy a intentar considerar a su Murmuradora desde una doble perspectiva.
Visto desde el significado dual que se le asigna en el diccionario de la Lengua Española al verbo “murmurar”, suponemos que todo/a “murmurador/a” puede ejercer su cometido desde una doble perspectiva verbal: En una, habla quedamente manifestando una queja o disgusto “para sí”, mostrándose con la máscara del “resentimiento”; en otra, habla mal de alguien que no está presente, se trataría de “murmurar para otros y contra otro”, personificando la acción, y para algunos el pecado, de la “maledicencia”.
El Resentimiento resulta ser un fenómeno complejo y de difícil abordaje, por eso no es nada fácil definirlo. No obstante, vamos a intentarlo diciendo que se trata de un sentimiento que genera un profundo malestar en la persona que lo experimenta, favoreciendo comportamientos cargados de violencia contra la persona a la que se hace responsable de los perjuicios experimentados. Está extraordinariamente emparentado con la envidia, que suele ser el sentimiento que lo precede casi habitualmente, como afirma M. SCHELER. Teniendo en cuenta su genuino carácter humano, otros filósofos han sentido un vivo interés en estudiarlo, como NIETZCHE, K. JASPERS, P. LERSCH, etc., y muchos psicopatógos como A. ADLER, M, KLEIN, y K. HORNEY. Como rasgo de la personalidad responsable de comportamientos humanos históricamente relevantes ha sido estudiado por G.MARAÑÓN en su famoso ensayo sobre el emperador romano Tiberio y los psiquiatras SULLIVAN y H. DELGADO. En 2007 en mi estudio pato-psico-biográfico sobre Enrique IV, incluía una biografía de Alonso de Palencia, cronista contemporáneo del rey castellano, en la que destacaba, como el principal rasgo de la personalidad de éste personaje, el resentimiento que experimentaba hacia el monarca, lo que le quitaba credibilidad a su crónica de Enrique IV.
Como comportamiento agresivo secundario al resentimiento, cabe destacarse a la Maledicencia, en cuanto venganza contra la persona a la que se hace responsable de las desventuras experimentadas.
La participación del resentimiento fruto de la envidia, y de su principal acción violenta, la maledicencia, en la determinación de hechos históricos relevantes, hacen que la metáfora del Dr. Rof Carballo, personificada en la “Murmuradora”, mítica hija de la mítica CLÍO, posea todo el sentido para su inclusión en el selecto grupo de la progenie historiográfica.