Un largo viaje

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El perdón es un milagro que nos permite seguir viviendo.”

Hannah Arendt (1906-1975)

¡Ojalá sea una larga y feliz travesía la que hoy se inicia en estas colaboraciones que espero disfrutemos juntos!

La frase de la filósofa judía —de vida tan apasionante que merecería dedicarle algún tiempo en el futuro— desvela la clave de la película cuyo título encabeza el presente artículo. “Un largo viaje” es un film dirigido por el australiano Jonathan Teplitzky en 2013. Entre sus protagonistas encontramos a Colin Firth, Jeremy Irvine, Hiroyuki Shimosawa y sólo en un papel muy secundario —¡lástima! — Nicole Kidman. Está basado en una novela de Eric Lomax The Railwayman (“El ferroviario”) publicada en 1995. Desgraciadamente el autor falleció en 2012 antes de poder ver completado el proyecto cinematográfico. Es un relato autobiográfico en el que se nos narra una historia real, dura y verdaderamente traumática.

El veterano del ejército británico Eric Lomax (Colin Firth), apasionado de los trenes desde siempre, viajando en uno conoce a Patricia (Nicole Kidman) y se casan. La felicidad presagiada se tuerce. Patti se da cuenta entonces de los terribles recuerdos, los continuos miedos y las vívidas pesadillas de su marido en las que vuelve a sentirse preso de los japoneses durante la 2ª Guerra Mundial. Vislumbramos entonces lo sucedido mediante un continuo ir y venir atrás en el tiempo. Él fue hecho prisionero y debió trabajar en el llamado “Tren de la muerte”, la línea de ferrocarril con la que los japoneses unieron Tailandia con Birmania. Quizás podamos recordarla de la película El puente sobre el río Kwai, dirigida por David Lean y protagonizada por Alec Guinness allá por el año 1957 (sí, es esa de la canción con el silbido que todos conocemos). En sólo catorce meses construyeron un recorrido de cuatrocientos kilómetros a través de selvas y precipicios, utilizando —entre otros muchos— unos 60.000 prisioneros aliados, de los cuales más de la cuarta parte fallecieron allí mismo. Las condiciones infrahumanas que debieron soportar hacen que pueda considerarse como el mayor campo de concentración de la Segunda Guerra Mundial y, además, el segundo en número de víctimas, sólo superado en esta terrible clasificación por el de Auschwitz-Birkenau, asentado en territorio polaco.

Lo que hace esta historia particularmente emotiva es que Lomax se reencuentra casualmente con uno de sus torturadores y debe tomar la decisión más difícil de su vida: ¿qué hacer al respecto? Y es aquí donde la historia nos atrapa y nos inquieta: ¿cuál sería nuestra actitud?, ¿hay que vengar el daño sufrido?, ¿seríamos capaces de perdonar tamaña injusticia cometida?

La cuestión no es fácil, argumentos hay en ambos sentidos. Pero perdonar a quien nos sometió a tan horrible experiencia es lo que nos libera definitivamente. Y es que, si queremos ser felices, continuar adelante con la vida, sabemos que: “En algún momento hay que dejar de odiar”. El propio autor garantiza el buen resultado de tan heroica decisión. Probemos a hacerlo cada uno en nuestra vida y circunstancias, nuestra salud mental nos lo agradecerá.

Dr. José Ignacio del Pino

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