Dr. Manuel Álvarez Romero, Médico Internista
Dr. José Ignacio del Pino Montesinos, Médico Psiquiatra.
Las herramientas tecnológicas han cambiado la forma de trabajar de los médicos, tanto como lo ha hecho el propio funcionamiento del sistema sanitario. Muchos médicos se apoyan ahora en instrumentos de telemedicina, aplicaciones móviles, Internet, redes sociales y hasta en videojuegos. Y es que la salud no se ha sustraído a la revolución digital y el médico está en el centro de esta transformación. Hemos leído recientemente que el panorama ha cambiado mucho desde que Marañón
afirmase que la mejor herramienta del médico era la silla; sí, una silla en la que sentarse a escuchar al paciente. Así lo hemos recomendado y practicado tantas veces.
Aunque los recursos diagnósticos y terapéuticos hayan logrado modernizar sus posibilidades en la noble tarea de los Médicos y Sanitarios para ayudar –curar, aliviar, consolar a los pacientes – debemos contar con la abundante sabiduría, como rastro histórico a conservar después de su descubrimiento en tantos siglos de entrega profesional generosa y noble.
Hoy podemos alcanzar el abuso, mediante complejas tecnologías que pueden ser controladas con un solo dedo. Las tecnologías aplicadas a los dispositivos móviles son causa de los cambios más rápidos e importantes que está experimentando la práctica médica, desencadenando una expansión enorme con la mirada puesta en los pacientes de un sinfín de enfermedades y de los profesionales de la salud. Ciertamente, muchas aplicaciones móviles pueden hacer más efectiva la atención sanitaria por parte del médico, y hasta de los propios pacientes, que, como decíamos, también participan de esta revolución digital sanitaria. Así podemos conseguir, sin duda, un mejor control sobre las enfermedades, gracias a muchas de estas aplicaciones.
En torno a esta novedosa cuestión hay que continuar investigando –sin abandonar la silla, siguiendo el consejo del Dr. Gregorio Marañón – hasta verificar la eficiencia de estos nuevos instrumentos.
En las conclusiones a las que llega una revisión recientemente publicada en British Medical Journal, se afirma que este nuevo escenario tecnológico no es, por el momento, la panacea para el ejercicio clínico del siglo XXI. No cabe duda de que conforme los profesionales adquieran mayor experiencia en el uso de la información y los medios electrónicos podrá seguramente alcanzarse una mejor práctica clínica y, en consecuencia, unos resultados positivos para los pacientes.
Ya se admite que las nuevas tecnologías, además de mejorar la formación de los profesionales y la educación sanitaria de los pacientes, pueden incrementar, por ejemplo, la adherencia y el cumplimiento terapéutico. Por otro lado, con la posible hipertecnificación, dentro de la ehealth, se tendría que procurar mejorar la relación médicopaciente, al facilitar la comunicación, en ciertos casos. Pero a la vez cabe generar una deshumanización y distanciamiento entre uno y otro, distrayendo la atención de lo realmente importante: elaborar una buena historia clínica y hablar con el paciente. Así se expresa en: www.foamem.com
Pensamos que lo más acertado sería combinar el correcto uso de las nuevas tecnologías con la humanidad en el trato, algo que es intrínseco a la medicina. Y más, en el ámbito de la Medicina Centrada en la Persona. Si no es así, tal vez sea preferible limitarnos a la silla de Marañón.